Los diamantes cultivados en laboratorio son diamantes que se producen mediante una tecnología de vanguardia que reproduce el proceso de la naturaleza, sin el coste e impacto medioambiental o humano negativo de los diamantes extraídos en las minas.

Los diamantes cultivados en laboratorio permiten una mayor transparencia en una industria que suele ser más secreta. La mayoría de los diamantes extraídos proceden de cadenas de suministro poco éticas en regiones conflictivas, con malas condiciones de trabajo, bajos salarios y violaciones de los derechos humanos.

Además, el impacto medioambiental de la minería en diamantes es altísimo: para un solo diamante de 1 quilate, hay que perforar entre 40,000 y 80,000 kilos de la tierra.

El impacto medioambiental incluye la erosión del suelo, el desplazamiento de la tierra, la deforestación y la destrucción del ecosistema. Al tomar el control del proceso, es posible crear una cadena de suministro totalmente transparente y menos perjudicial para el medio ambiente y las comunidades y animales que viven en las zonas cercanas.

Esto es sólo el principio de la "Revolución del Diamante". Queda mucho camino por recorrer y hay margen de mejora, pero es un salto en la dirección correcta. En este momento, los diamantes de laboratorio son sin duda más éticos y respetuosos con el medio ambiente que de mina.

Sí, los diamantes cultivados en laboratorio son diamantes de verdad.

Los diamantes cultivados en laboratorio han dado paso a una nueva era de sostenibilidad, ofreciendo opciones respetuosas con el medio ambiente en una industria históricamente dominada por los diamantes minados. Y comparten las mismas propiedades físicas, atómicas y químicas de sus homólogos extraídos.

A partir de 2018, las Guías de Joyería publicadas por la Comisión Federal de Comercio (FTC) de EE.UU. consideran que tanto los diamantes cultivados en laboratorio como los minados son diamantes reales. La única diferencia entre ambos es el punto de origen. A diferencia de los diamantes extraídos, los diamantes cultivados en laboratorio, como los que utiliza TANE para su joyería, tienen un origen garantizado.